Hoy 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (o también Día Internacional de la Mujer). En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona.
La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. A comienzos de siglo XX, muchas mujeres se incorporaron al trabajo en las fábricas en unas condiciones muy duras: jornadas laborales larguísimas, de doce y más horas, recibiendo salarios inferiores a los de los hombres. A medida que las mujeres se iban incorporando al mundo laboral, se hacía más evidente que aquella situación no era justa, y poco a poco empezaron a organizarse. Pedían trabajo y dignidad. Pan y rosas.
Una de las protestas, reivindicando mejores condiciones laborales, fue la que protagonizaron las trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York, en Estados Unidos. Era el 8 de marzo de 1908 y las trabajadoras se encerraron en el interior para pedir mejoras laborales y sociales. El propietario de la fábrica decidió incendiar el edificio para hacerlas salir de allí, pero el resultado fue de 129 trabajadoras muertas.
Desde entonces las mujeres han conseguido muchos logros social y laboralmente. Es cierto. Pero, hay que reconocer que la situación de la mujer es desigual a lo largo del planeta. A lo que hay que añadir que, en algunos lugares, como España, las conquistas sociales se han visto acompañadas de un incremento de malos tratos. Por eso, 100 años después, las mujeres seguimos en lucha y seguimos pidiendo pan y rosas”.
Las mujeres han avanzado este año en seguridad jurídica con la aprobación de la nueva ley de Salud Sexual y Reproductiva, han conquistado a decidir libremente sobre su sexualidad y sobre su maternidad y a pesar de las amenazas del P.P. y la injerencia de la iglesia católica, esto ya no tiene marcha atrás, del mismo modo que no se han atrevido a echar para atrás conquistas sociales cuando gobernaron, tampoco se atreverán a echar para atrás un derecho que esté plenamente enraizado en la sociedad.
Pero desgraciadamente aún quedan muchas desigualdades que eliminar. La tasa de empleo de la mujer sigue siendo menor que la del hombre, la discriminación salarial hace que los ingresos de las mujer sean en torno a un 20% menos que los del hombre, las tareas del hogar siguen siendo una labor netamente femenina, el acceso a puestos de responsabilidad es más difícil para la mujer que para el hombre y a pesar de los avances la violencia de genero continua siendo una lacra social que se lleva por delante a decenas de mujer todos los años.
Y si este es el panorama en un país avanzado como España la realidad en los países con menor avance social o donde la mujer es un ciudadano de tercera, es desolador.
La lucha contra la desigualdad social debe seguir siendo un objetivo social prioritario en una sociedad avanzada y hoy habrá que dar un paso más en ese objetivo, las calles de las ciudades se deben de llenar de hombres y mujeres reclamando al unísono la eliminación de cualquier tipo de desigualdad social entre hombres y mujeres.
